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José Luis Sampedro na biblioteca do Alén

josé luis sampedroA finais de novembro do pasado 2011 aproveitamos a concesión do Premio Nacional das Letras a José Luis Sampedro para presentar algúns enlaces a súa traxectoria vital e literaria, unha traxectoria de militante compromiso humanístico e humano.

Hoxe, despois do seu pasamento, é un bo momento para regresar a aquela páxina.

Aquí tamén podemos acceder ao especial elaborado polo xornal El Pais.

Tamén hoxe, cando Sampedro xa atravesou a fronteira que separa esta vida da biblioteca daforges a sampedro eternidade cuxas portas lle terán sido franqueadas polo seu homónimo San Pedro queremos, dun xeito especial, lembrar o inquebrantable compromiso de José Luis Sampedro a prol da lectura, dos libros e das bibliotecas. E facémolo recollendo unha recensión da súa conferencia "Los libros que me han acompañado" pronunciada a mediados de setembro de 2007 na Biblioteca Nacional, e reproducindo o seu artigo en defensa da lectura e contra os préstamos de pago nas bibliotecas:


Cuando yo era un muchacho, en la España de 1931, vivía en Aranjuez un Maestro Nacional llamado D. Justo G. Escudero Lezamit. A punto dejubilarse, acudía a la escuela incluso los sábados por la mañana aunque no tenía clases porque allí, en un despachito que le habían cedido, atendía su biblioteca circulante. Era suya porque la había creado él solo, con libros donados por amigos, instituciones y padres de alumnos. Sus 'clientes' éramos jóvenes y adultos, hombres y mujeres. Allí descubrí a Dickens y a Baroja, leí a Salgari y a Karl May.

Muchos años después hice una visita a un bibliotequita de un pueblo madrileño. No parecía haber sido muy frecuentada, pero se había hecho cargo recientemente una joven titulada quien había ideado crear un rincón exclusivo para los niños con un trozo de moqueta para sentarlos. Al principio las madres acogieron la idea con simpatía porque les servía de guardería. Tras recoger a sus hijos en el colegio los dejaban allí un rato mientras terminaban de hacer sus compras, pero cuando regresaban a por ellos, no era raro que los niños, intrigados por el final, pidieran quedarse un ratito más hasta terminar el cuento que estaban leyendo. Durante la espera, las madres curioseaban, cogían algún libro, lo hojeaban y a veces también ellas quedaban prendadas.

Tiempo después me enteré de que la experiencia había dado sus frutos: algunas lectoras eran mujeres que nunca habían leído antes de que una simple moqueta en manos de una joven bibliotecaria les descubriera otros mundos.

Y aún más años después descubrí otro prodigio en un gran hospital de Valencia. La biblioteca de atención al paciente, con la que mitigan las largas esperas y angustias tanto de familiares como de los propios enfermos, fue creada por iniciativa y voluntarismo de una empleada. Con un carrito del supermercado cargado de libros donados, paseándose por las distintas plantas, con largas peregrinaciones y luchas con la administración intentando convencer a burócratas y médicos no siempre abiertos a otras consideraciones, de que el conocimiento y el placer que proporciona la lectura puede contribuir a la curación, al cabo de los años ha logrado dotar al hospital y sus usuarios de una biblioteca con un servicio de préstamos y unas actividades que le han valido, además del prestigio y admiración de cuantos hemos pasado por ahí, un premio del gremio de libreros en reconocimiento a su labor en favor del libro.

Evoco ahora estos tres de entre los muchos ejemplos de tesón bibliotecario, al enterarme de que resurge la amenaza del préstamo de pago. Se pretende obligar a las bibliotecas a pagar 20 céntimos por cada libro prestado en concepto de canon para resarcir -eso dicen- a los autores del desgaste del préstamo.

Me quedo confuso y no entiendo nada. En la vida corriente el que paga una suma es porque:

a) obtiene algo a cambio.

b) es objeto de una sanción.

Y yo me pregunto:

¿qué obtiene una biblioteca pública, una vez pagada la adquisición del libro para prestarlo?

¿O es que debe ser multada por cumplir con su misión, que es precisamente ésa, la de prestar libros y fomentar la lectura?

Por otro lado, ¿qué se les desgasta a los autores en la operación?

¿Acaso dejaron de cobrar por el libro?

¿Se les leerá menos por ser lecturas prestadas?

¿Venderán menos o les servirá de publicidad el préstamo como cuando una fábrica regala muestras de sus productos?

Pero, sobre todo: ¿Se quiere fomentar la lectura?

¿Europa prefiere autores más ricos pero menos leídos?

No entiendo a esa Europa mercantil. Personalmente prefiero que me lean y soy yo quien se siente deudor con la labor bibliotecaria en la difusión de mi obra.

Sépanlo quienes, sin preguntarme, pretenden defender mis intereses de autor cargándose a las bibliotecas. He firmado en contra de esa medida en diferentes ocasiones y me uno nuevamente a la campaña.

¡NO AL PRÉSTAMO DE PAGO EN BIBLIOTECAS!

José Luis Sampedro

 

Como colofón, este texto da súa autoría inserido nun marca-páxinas conmemorativo do Día do Libro de 1986:

 

Ler enriquécenos a vida. Co libro voamos a outras épocas, e a outras paisaxes; aprendemos o mundo, vivimos a paixón ou a melancolía. A palabra fomenta a nosa imaxinación: lendo inventamos o que non vemos, facémonos creadores.

Agora bérrannos que vale máis a imaxe e coa televisión -a primeira escola- inculcan aos nenos, antes de que falen, os dous desmáns do sistema: a violencia e o consumo. Con esas cadeas o poder político e o económico edúcannos para cidadáns pasivos, sen imaxinación
porque sempre é perigosa para os poderes establecidos. E ante esas imaxes carecemos de voz: non temos medios para televisar contrariamente mensaxes de tolerancia e sensatez (quizais agora, con Internet...).
Hai cinco séculos a imprenta librounos da ignorancia levando a todos o saber e as ideas. O alfabeto fomentou o pensamento libre e a imaxinación: por iso agora quérennos analfabetos. Fronte ás imaxes impostas necesitamos máis que nunca o exercicio da palabra, sempre ao noso alcance. O libro, que ensina e conmove, é ademais agora o mensaxeiro da nosa voz e a defensa para pensar con liberdade.

 

E, para rematar unha proba gráfica de que a lectura e a escritura non separaron ao noso autor das realidades cotiás por tristes que foran: nunha homenaxe ao mar despois da catástrofe do Prestige, acompañado de Manolo Rivas

sampedro e rivas homenaxean o mar despois da catástrofe do Prestige



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