Parderrubias

Pedras Rubias

Ávila y La Cueva escribe: “As escrituras antigas da
igrexa de Parderrubias citan esta parroquia co
nome de Pena Rubias e Penas Rubias , e tamén así a
menciona o señor Sandoval* ,que é o mesmo que
Pedra ou Pedras Rubias, porque antigamente dicían
por pedra, pena, como por Pedro,Pero; e de aquí
inferimos que este nome proveu das moitas e
grandes penas nos outeiros, que rodean a
parroquia, especialmente polo sur e o poñente, que
por causa da intemperie dos tempos ten cor rubia, e
que por isso lle chamaron Pena Rubias, e nós agora
Parderrubias”

*Prudencio de Sandoval.Historiador español (Valladolid ,1553 –
Estella,1620) Membro da OrdeBeneditina e bispo de Tui (1608) e
de Pamplona (1612).

(Extraído do libro Unha ollada á Historia de Salceda de Caselas de Manuel Prego
Español)

Pobos con nomes curiosos

Mejor se deberían llevar los vecinos de Parderrubias con los de Mirón, ambos en Pontevedra, aunque las rubias eran, en origen, dos piedras. En Parderrubias, por cierto, nació el padre de Martin Sheen, Francisco Estévez, que salió de esta aldea de Salceda de las Calesas hacia Cuba en 1916. Según contó la hermana del actor al periódico El Faro de Vigo, éste lloró de emoción cuando visitó el cementerio de Parderrubias, lleno de tumbas con el apellido Estévez. El año pasado, Sheen volvió a la tierra de sus ancestros para rodar, dirigido por su hijo, Emilio Estévez, The Way, una película sobre el Camino de Santiago.

                                                                                  Patricia Gosálvez

Publicado no suplemento "El Viajero" do xornal "El País" o sábado 3 de abril de 2010

Reportaxe:VAMOS A...PUEBLOS CON NOMBRES CURIOSOS

Artigo completo

 

 

De la montaña al llano

DE LA MONTAÑA AL LLANO
(En la mística Parderrubias)

….Arturo Gallego*, un culto amigo mío, me invitó a visitar un
trozo del país que aun no conozco (…)¿Quién es Arturo Gallego?
Es el maestro nacional de Parderrubias.

…marcho hacia Parderrubias (…)

Para ir a Parderrubias, como a Roma -que en esto de que por todas
partes a ellos se va todos los pueblos se parecen- tenéis varios
caminos. El más cómodo es el que empieza en la villa de Porriño
concluye, once km después, en la de Salceda de Caselas. Es una
nueva y llana carretera. Un carruaje recibe vuestros huesos y sin
movimiento muy sensible, los deja a diez minutos de la pintoresca
Parderrubias. Un camino que a veces sombrean los pinares y otras
los pétreos cercos de las rocas y que es liso y llano casi siempre, os
lleva a la aldea. No sudáis, no sentís la fatiga, no conocéis el
cansancio, no os invade el aburrimiento, no tenéis que maldecir de
vuestra mala sombra o de vuestro mal calzado sobre las guijas de
la senda o en la prisión del carricoche.

Ya supondréis que un camino tan fácil, tan sin algo de emoción no
podía ser el mío. Ortiz Novo me había escrito hablando de los
tremendos montes y de las alpinas rutas y esto bastó para que yo
pensara con fruición en la corredora colgada, como un nido de
milanos, en la crestería de las sierras.

Y convinimos ir a pie hasta Parderrubias dejando el tren en la
estación de Guillarey. Ya en marcha pregunté cuántos km habría.
Fabián se rascó la cabeza. Se apoderó de mi gabán y de mi
máquina fotográfica. Volvió a rascarse la cabeza.

- Pues poderá haber como unos tres kilómetros.

Guillarey empezó a quedar debajo de nosotros. El llano se
ensancho delante de nuestros ojos. Tuy y Valenza surgieron, sobre
dos altozanos, en el confín de la llanura. En lo alto de San Julián
brilló el alto muro de los jardines que rodean el campo de la
ermita. Y a lo lejos,, apareció, morada difusa, la inconfundible
silueta de Santa Tecla. Adivinamos las piedras y los baluartes, y
los pasadizos, y las almenas romanas y las conchas ibéricas de la
citania prehistórica, y entre ellos, y entre ellos a unos cuántos
sabios discutiendo si fue Abóbriga…. He querido subir para
dominar en toda su extensión la faz de la llanura. Tomamos una
senda montaraz. Toda la gándara se ofrece delante de nuestros
ojos, cerrada, a lo lejos, por las montañas portuguesas; oteada, más
de cerca por la mole hosca y hierática -El centinela milenario de
piedra- del Faro de Budiño. Quise subir más todavía. Los poblados
se empequeñecieron a la par que se dilataba la llanura. Las colinas
se fundieron con la tierra. Los altozanos se aplastaron (…)

Estaba clara, alegre, límpida, la mañana. El sol primaveral llenaba
de extremo a extremo, la diafanidad del cielo. Los campos
mostraban un verde de gala, un verde jocundo, glauco. La luz hacía
brillar los cristales de las aldeas y las flechas en las espadañas. Las
mismas rocas, los mismos ingentes monolitos de las cumbres,
relucían entre las motas blancas de los retamales y el oro de las
flores del tojo de las alturas.

Hemos dejado la espereza del monte y nos hemos internado bajo la
fronda de los pinares. Sus copas pintan y arrullan los alrededores
de Parderrubias. Las sendas montaraces serpean entre los troncos.
De cuando en cuando se interna entre el bosque y aparece una casa
aldeana que tiene un maizal al lado y una parra delante. Unos
polluelos pían junto a la puerta. En el quicio dormita una vieja.
Una moza canta junto al brocal de un pozo. Las flores blancas y las
flores moradas tachonan las ramas de unos frutales. Un gallo canta.
Vuelven el bosque y la serpenteante senda. Y reaparecen las
casitas aldeanas, como escondidas, ruborosas, de que las vea
demasiado la luz, en la mansa vertiente de la montaña.

Más abajo está la gigante “chan”, el llano maizales. El llano
sembrado de viñas y de maizales. Y corren por el, recios cierres de
las heredades. Son todos de piedra; son todos de postes de granito
estrechamente unidos, sin paletada de cal en las juntas. Es esto
algo característico de esta llanura, sobre la cual trituraron los
enormes monolitos de las montañas próximas. El muro de
piedrecillas superpuestas, de menudos cantos, de cal y cascote, no
existe sobre la “chan “fecunda. Las murallas son columnatas, Las
divisiones son hitos tan próximos entre sí que de lejos semejan una
sola enorme colina pétrea.

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